Consiste en la realización o persecusión de un objetivo como si fuese un trueque. “Hago los deberes bien, para que me compren un videojuego“ Van cargados de una incentivo externo. He escuchado algún que otro profesor, que apoya este tipo de motivación al alumnado con bajo rendimiento escolar. Pero también he escuchado a una gran mayoría de profesores argumentar que no es una buena idea. ¿Por qué? Pues, porque para que la motivación extrínseca persista, siempre los resultados deben ser mayores:
Ejemplo:
En preescolar, Javier, tiene una conducta no apropiada, muerde a sus compañeros y no le gusta estar sentado. Los papis de Javier, hacen un trato con el pequeño, le dicen que si se porta bien, le compra la granja de playmobil.
En segundo de primaria, Javier es muy hablador e impulsivo. Los padres de Javier, vuelven a negociar, que si se porta bien, le comprarán al final de curso una patineta.
En sexto de primaria, no le gusta que le digan que es bajito, y sin atendr a razones, se pelea con sus compañeros. Los padres de Javier, nuevamente, gestionan comprarle una bicicleta, si no recibe de la profesora más quejas.
En cuarto de la ESO, Javier está desmotivado, quiere dejar de estudiar, no soporta cada día ir al instituto. Sus padres, desesperados por la educación de su hijo, le prometen comprarle una moto de licencia si cambia de opinión y sigue con sus estudios de bachiller.
En segundo de bachiller, ni se le pasa por la mente hacer la PAU. Ni de broma, dice él. Sus padres, que económicamente tienen para subsistir, aún así, arriesgan a comprarle un coche, para que lo pueda usar a cambio de que vaya a la universidad.
A día de hoy, está en segundo, y está esperando que sus padres le compren un avión, si no, pasará de estudiar.
Ejemplo:
En preescolar, Javier, tiene una conducta no apropiada, muerde a sus compañeros y no le gusta estar sentado. Los papis de Javier, hacen un trato con el pequeño, le dicen que si se porta bien, le compra la granja de playmobil.
En segundo de primaria, Javier es muy hablador e impulsivo. Los padres de Javier, vuelven a negociar, que si se porta bien, le comprarán al final de curso una patineta.
En sexto de primaria, no le gusta que le digan que es bajito, y sin atendr a razones, se pelea con sus compañeros. Los padres de Javier, nuevamente, gestionan comprarle una bicicleta, si no recibe de la profesora más quejas.
En cuarto de la ESO, Javier está desmotivado, quiere dejar de estudiar, no soporta cada día ir al instituto. Sus padres, desesperados por la educación de su hijo, le prometen comprarle una moto de licencia si cambia de opinión y sigue con sus estudios de bachiller.
En segundo de bachiller, ni se le pasa por la mente hacer la PAU. Ni de broma, dice él. Sus padres, que económicamente tienen para subsistir, aún así, arriesgan a comprarle un coche, para que lo pueda usar a cambio de que vaya a la universidad.
A día de hoy, está en segundo, y está esperando que sus padres le compren un avión, si no, pasará de estudiar.