¿Quién no ha vivido esas típicas situaciones en las que tratamos de fingir que estamos bien, que no pasa nada y realmente estamos tratando de encubrir algo? Esas situaciones en las que tu madre sabe mejor que nadie que aunque le digas que no te pasa nada, no es así. En las que una mirada de tu mejor amigo, tu pareja, un desconocido,… te está diciendo algo con la mirada, con sus gestos. En definitiva, con su lenguaje no verbal.
Estas expresiones son involuntarias y espontáneas por lo que son difíciles de controlar. ¿Pero que hay de cierto tras ellas? Pues mucho más de lo que podemos imaginar inicialmente.
El lenguaje no verbal es una habilidad interpersonal básica e imprescindible. Seguro que podemos recordar muchos momentos en los que nuestro lenguaje no verbal nos delata precisamente cuando nuestro lenguaje verbal dice justo lo contrario. Por ejemplo cuando decimos que no estamos nerviosos pero nuestra mirada, los movimientos de brazos y piernas, los rubores, las constantes ganas de ir al baño,… todo ello hace que, aunque estemos diciendo que no estamos nerviosos (hasta creyéndonos nosotros mismos eso) nuestro cuerpo nos delata.
Uno de los primeros en hablar del lenguaje verbal fue Darwin cuando, en 1872, con su obra “Las expresiones de las emociones en hombres y los animales” demostró que todos los seres humanos expresamos mediante gestos las emociones según cada momento, pero que no existe una base cultural concreta en todo este proceso.
Lo que si es importante tener en cuenta es que las diferencias culturales son claves a la hora de expresar y de gesticular. Por poner un ejemplo, en Asia es frecuente encontrar que se expresa la incomodidad sonriendo. Esto provoca que muchas veces, cuando los occidentales visitan dicha zona, no somos conscientes de lo que nuestros gestos provocan dentro de esa cultura.
Aquí en Europa, también nos encontramos con circunstancias de este tipo. Como es el caso de Inglaterra, donde sería poco adecuado indicar con dos dedos de la mano levantados que queremos dos cafés. ¿Por qué? Pues porque en Inglaterra, los dos dedos de la mano levantados es un insulto.
De modo que, tenemos que tener en cuenta que nuestro lenguaje no verbal es mucho más potente que el verbal, ya que sobre él no tenemos ningún tipo de control. Pero, ese tipo de lenguaje nos puede ayudar a entender lo que los demás nos quieren decir o lo que nos transmiten sin querer. Porque lo quieras o no… ¡tu cuerpo te delata!
Estas expresiones son involuntarias y espontáneas por lo que son difíciles de controlar. ¿Pero que hay de cierto tras ellas? Pues mucho más de lo que podemos imaginar inicialmente.
El lenguaje no verbal es una habilidad interpersonal básica e imprescindible. Seguro que podemos recordar muchos momentos en los que nuestro lenguaje no verbal nos delata precisamente cuando nuestro lenguaje verbal dice justo lo contrario. Por ejemplo cuando decimos que no estamos nerviosos pero nuestra mirada, los movimientos de brazos y piernas, los rubores, las constantes ganas de ir al baño,… todo ello hace que, aunque estemos diciendo que no estamos nerviosos (hasta creyéndonos nosotros mismos eso) nuestro cuerpo nos delata.
Uno de los primeros en hablar del lenguaje verbal fue Darwin cuando, en 1872, con su obra “Las expresiones de las emociones en hombres y los animales” demostró que todos los seres humanos expresamos mediante gestos las emociones según cada momento, pero que no existe una base cultural concreta en todo este proceso.
Lo que si es importante tener en cuenta es que las diferencias culturales son claves a la hora de expresar y de gesticular. Por poner un ejemplo, en Asia es frecuente encontrar que se expresa la incomodidad sonriendo. Esto provoca que muchas veces, cuando los occidentales visitan dicha zona, no somos conscientes de lo que nuestros gestos provocan dentro de esa cultura.
Aquí en Europa, también nos encontramos con circunstancias de este tipo. Como es el caso de Inglaterra, donde sería poco adecuado indicar con dos dedos de la mano levantados que queremos dos cafés. ¿Por qué? Pues porque en Inglaterra, los dos dedos de la mano levantados es un insulto.
De modo que, tenemos que tener en cuenta que nuestro lenguaje no verbal es mucho más potente que el verbal, ya que sobre él no tenemos ningún tipo de control. Pero, ese tipo de lenguaje nos puede ayudar a entender lo que los demás nos quieren decir o lo que nos transmiten sin querer. Porque lo quieras o no… ¡tu cuerpo te delata!