Y quizás el problema está en creer que debemos ser uno u otro (y no y lo otro). Que la dicotomía no puede ni debe existir. Que nuestra personalidad no se forja si está conglomerada de contradicciones. Y es que los seres humanos somos puro contraste, que deseamos etiquetar y clasificar absolutamente todo para sentirnos seguros y atar nuestra posesión y estatus al mundo.
Todos somos un poco de todo, dependiendo del entorno y el contexto. Todos vivimos en la constante polaridad dual.
Discontinuará.